Inteligencia Emocional en la Farmacia.

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En Farma Emoción incorporamos la inteligencia emocional como metodología para trabajar con los equipos de las farmacias, es por ello que a continuación os queremos hablar un poco sobre ella para que veáis el valor que tiene como área de mejora en el trabajo.

¿De dónde viene el concepto de inteligencia emocional?

Desde 1983, con la teoría de un profesor de la Universidad de Harvard, Howard Gardner, la inteligencia dejaba de ser considerada un campo único ligado al conocimiento para albergar diferentes espacios de la vida de una persona, como su desarrollo y su capacidad de desenvolvimiento frente a estímulos y problemas de la realidad.

Expresó en sus escritos la teoría de las Inteligencias Múltiples (Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences), dividiendo el coeficiente intelectual en diferentes capacidades independientes pero interrelacionadas entre sí, que son las que definen a una persona.

Inteligencia emocional en la farmacia

¿Qué es la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional es la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás.

Se define como un conjunto de habilidades que una persona adquiere por nacimiento o aprende a lo largo de su vida.

Se relaciona con la capacidad de reacción que una persona tiene frente a las diferentes situaciones que se nos presentan en la vida, sabiendo dirigir y equilibrar nuestras emociones hacia estados positivos.

¿Cuáles son los tipos de inteligencia emocional?

La inteligencia emocional abarca diferentes tipos y características que definen el coeficiente intelectual de un aspecto de la persona.

Estas pueden dividirse en cinco categorías básicas:

Empatía. Consiste en entender cómo se sienten los demás y aprender a comunicarse correctamente para lograr un objetivo común. Cada persona reacciona de diferente manera a ciertos estímulos dependiendo de su contexto y su experiencia.

Habilidades sociales. Las buenas relaciones interpersonales guían a las personas al éxito, ya que pueden lograr más cosas con liderazgo, gestión de conflictos, cooperación y trabajo en equipo.

Autoconocimiento. Este tipo de inteligencia emocional consiste en la capacidad de reconocer los sentimientos que uno alberga y cómo estos pueden afectar las acciones que hacen. La conciencia emocional y la confianza son vitales para su desarrollo.

Motivación. Este tipo se relaciona con el compromiso de llegar a los objetivos que uno se plantea, cómo se mantiene el positivismo ante las adversidades y cuál es la iniciativa que una persona maneja para plasmar determinadas metas.

Autorregulación. las técnicas de autocontrol son esenciales en la inteligencia emocional, saber controlar la duración de nuestras emociones y de qué manera influyen estas en nuestras decisiones es vital para este tipo de inteligencia emocional.

¿Qué características tienen las personas con alto grado de Inteligencia Emocional?

  • Prestan atención a sus emociones. Las personas que desarrollan este tipo de inteligencia analizan sus emociones y las escuchan, no solo se limitan a sentirlas.
  • Conocen sus sentimientos y no los reprimen. Estas personas se caracterizan por ser muy sinceras, ya que expresan sus sentimientos de forma clara.
  • Analizan sus proyectos y sueños. Son personas que saben razonar sobre lo que sienten y valoran si sus metas pueden ser alcanzadas o no.
  • Realizan un balance constante de sus acciones. Saben que todo tiene su lado bueno o malo, por lo que dirigen su atención a las cosas que pueden solucionar o que pueden ser de utilidad para ellos mismos.
  • No se toman las cosas como algo personal. Cuando alguna persona o situación altera su entorno y las cosas no salen como las tenían planeadas, analizan qué pudieron haber hecho mal y qué cosas pueden mejorar en un futuro.
  • Son autocríticos con sus acciones. Las emociones no los controlan, ellos controlan lo que deciden hacer con ciertas emociones y saben reconocer cuando algo se les ha ido de las manos.
  • Observan las emociones de los demás. Intentan ser siempre empáticos con las personas de su entorno para saber cómo expresan sus emociones, de esta manera, se relacionan mejor con los demás.
  • Se rodean de personas con los que tienen más conexión. A través de otras personas, conocen diferentes puntos de vista y comparten más con aquellos que son compatibles con la suya. No pierden tiempo en relaciones tóxicas.
  • Se motivan a sí mismos constantemente. Estas personas se emocionan cuando sucede algo que les gusta o realizan una acción determinada, buscan siempre renovar su emoción con nuevas experiencias.

¿Se puede medir la inteligencia emocional?

Los psicólogos coinciden en que no existe ningún test o prueba que mida el grado de inteligencia emocional que una persona tiene, esto se debe a las diferentes aristas que este tipo de inteligencia maneja y que es muy difícil categorizar.

Más que un resultado numérico, aquellas personas con un alto grado de inteligencia emocional tienden a tener las mismas reflexiones ante situaciones adversas.

De esta manera, existen algunos tests que nos permiten descubrir si las personas tienen estas mismas capacidades o si hay alguna en la que tienen que mejorar.

Las personas que poseen una elevada inteligencia emocional suelen ser socialmente equilibradas, extrovertidas, alegres, poco predispuestas a la timidez y a darle vueltas a sus preocupaciones.

Demuestran estar dotadas de una notable capacidad para comprometerse con las causas y las personas, suelen adoptar responsabilidades, mantienen una visión ética de la vida, son afables y cariñosas en sus relaciones. Su vida emocional es rica, se sienten a gusto consigo mismas, con sus semejantes y con el entorno social en el que viven, además tienen visión positiva de ellas mismas y superan mucho antes y mejor los reveses de la vida.

La inteligencia emocional como herramienta.

La inteligencia emocional es una herramienta que abarca todas las áreas de la vida.

Tiene diversas funciones prácticas que son útiles para diferentes áreas fundamentales de nuestra vida:

Es la base de nuestro bienestar psicológico, ayudando al desarrollo armónico y equilibrado de nuestra personalidad.

Contribuye a nuestra buena salud física, disminuyendo o eliminando malestares psicosomáticos intrusivos y previniendo enfermedades producidas por desequilibrios emocionales permanentes como la ansiedad, tristeza, angustia, miedo, ira, irritabilidad, etc.

Favorece nuestro entusiasmo y motivación a movernos o acercarnos hacia lo agradable y alejarnos de lo desagradable.

Nos permite un mejor desarrollo de nuestras relaciones con las personas, tanto en el área afectiva-familiar, como en la social y laboral. En el ámbito laboral, una alta inteligencia emocional es sinónimo de llevar a un nivel óptimo la relación entre las personas: determina qué tipo de relación mantendremos con nuestros subordinados (liderazgo), con nuestros superiores (adaptabilidad) o con nuestros compañeros (trabajo en equipo). Las emociones determinan cómo respondemos, nos comunicamos, nos comportamos y funcionamos en el trabajo.

Una alta inteligencia emocional implica tener facilidad para tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, lo cual nos brindará más posibilidades de desarrollo personal.

A continuación, os dejamos algunos ejemplos de inteligencia emocional.

  • Valorar los triunfos de los demás sin caer en comparaciones con otras personas o uno mismo.
  • Aceptar los errores cometidos y ser capaces de perdonarse así mismo para aprender de lo ocurrido.
  • No juzgar el hecho de sentirse bien o mal más que por lo que son: emociones transitorias que pasarán con el tiempo.
  • Analizar las reacciones inmediatas a las emociones, interpretarlas y aprender de cada una de ellas para manejarlas de ser necesario.
  • Comprender cuál es la emoción que uno siente y no dejar que el cerebro confunda una con otra, a veces, el enfado puede presentarse cuando en realidad se siente tristeza.
  • Evitar estimulantes como el alcohol, cafeína, drogas o algún fármaco relacionado para tener ciertas sensaciones.
  • Entender que cada persona es individual con sus experiencias y relaciones. Los sentimientos personales pueden generalizarse para los demás hasta cierto punto.
  • Encontrar el equilibro entre los éxitos y errores, no dejándose llevar por el narcisismo o por una lástima por sí mismo.

Desarrollar y mejorar nuestra inteligencia emocional no es tarea fácil, y menos aún cuando no hemos tenido un desarrollo de la misma desde que somos pequeños, pero como siempre decimos, a día de hoy tenemos diversas herramientas y muchas posibilidades a nuestro alcance para poder mejorar en ciertos aspectos de nuestra vida.

Desde Farma Emoción animamos a todas las farmacias a trabajar en el desarrollo de la inteligencia emocional de sus farmacéuticos, aporta numerosos beneficios y genera una mayor cohesión entre los miembros del equipo.

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